Levantó la vista Morfeo,
Aclaró su seca garganta,
Arena de sueño y ganas,
Y escupió en un balbuceo.
"Maestra, por mi traición
Acepte al menos el trofeo,
Desde los labios de Orfeo,
A su perdida razón."
No existe en mi reino hogar
Ni en tu bolsito sueños
Que te conviertan en dueño
De lo que quieres comprar.
Y no te vendo perdón
Ni tampoco lo regalo,
Que desde el trono robado
Te condeno, ladrón,
A ser el rey de mi Estado
En un puesto de prestado
Porque en todo mando yo.
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