Cuando no hay un Dios sincero
que las entregue de verdad,
las alas, como las armas,
solo sirven para matar
sueños.
Cuando no hay un Dios sincero
que las entregue de verdad,
las alas, como las armas,
solo sirven para matar
sueños.
Cuando la felicidad del otro te hace mal,
Cuando el sufrimiento del otro te hace bien,
Cuando ya no sabes qué excusa poner,
Es hora de hacértelo mirar.
Me despierto con una B entre los dedos que no me abandona hasta la hora de dormir.
Es entonces cuando la suelto y duermo, mientras espero que vuelva a mí.
Es recordar el camino.
Es devolvernos el mar.
Es el olor a los pinos.
Es el olor a la sal.
Es avanzar hacia atrás.
Que haya tenido que llegar
La temida crisis de los cuarenta
Para volver a coger la pluma atenta
Que esperaba a mi despertar.
No hay nada como la fiebre y el dolor
Para despertar en uno al gusanillo creador.
Qué pena que no despierte con besos y pescaíto frito.
Uno, dos, tres, cuatro...
Los destinos se han mezclado.
Los caminos se han cruzado.
Dos que sí. Dos que no.
Y nadie sabe cuáles dos
Han formado el garabato.