No.
Primer y último pensamiento
De este indefenso insecto
En qué me convertí.
No.
Pegado a un hilo que se desperla
Con cada giro desesperado
Al tratar de huir.
Pero este dios o este demonio,
Se ríe y burla de mi lamento,
Y se prepara para un festín
De mis aprobios.
No son tus patas ni tu veneno,
No son tus telas ni tu prisión,
Son mis temores, son mis anhelos
Son las caricias y son los besos
Quienes acaban con la razón
Y me vigilan desde lo lejos
Para quedarme en la habitación
De los espejos.
Y no me quejo.
Me encantan tus últimos versos. Como la última palabra, el descabello.
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