Hoy es lo más destacable, la lluvia. Por fin una lluvia limpia, densa,
sonora...de esas que nos purifican por dentro y por fuera, que consiguen
mantener nuestra mirada durante horas, solos frente a la ventana,
abierta, ayudados por ese eterno olor a recuperar los recuerdos propios y
los comunes. Cómo puede explicarse que a todos nos tranquilice ese
olor, que a todos nos apetezca tomar una taza de té caliente envueltos
en un jersey gordo de lana mientras admiramos la belleza de las gotas
caer y disfrutemos del sonido de éstas cayendo, manteniendo un oculto
diálogo con todos aquellos que ese mismo momento disfrutan del mismo
espectáculo.
La lluvia cesa, un conato de luz, el rayo más osado que lucha por
abrirse paso por el cielo encapotado, y en ese instante y de la misma
manera, ese pensamiento que nunca se va hace su aparición también en tu
mente. Se acabó el descanso, no más Kit Kat, hemos vuelto...
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